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En los textos científicos redactados en español, a menudo se omite el artículo determinado ante las denominaciones comunes de los fármacos. También se observa esta tendencia en las traducciones de las fichas técnicas, por ejemplo las de la EMA (European Medicines Agency). Sin embargo, dichas denominaciones son sustantivos comunes y deben llevar artículo cuando corresponda, al igual que se hace con el nombre común de cualquier sustancia química. Este uso se refleja en la Ortografía de la Real Academia Española, en guías de estilo de referencia y en textos canónicos, y es el que debe fomentarse.
Non-proprietary drug names are common nouns. As such, they require the use of a definite article in Spanish. However, there is a trend to omit the article before drug names in scientific texts written in Spanish, as well as in translations, such as the summaries of product characteristics published by EMA (European Medicines Agency). Dropping the article in these cases is against Spanish grammar correctness. The correct usage can be found in the Spanish Ortografía from Real Academia Española and in several style guides. It is also recorded extensively in reference textbooks; thus, it is the usage that should be promoted in the medical and pharmaceutical sector.
Las denominaciones de los fármacos (por ejemplo, ácido acetilsalicílico, diclofenaco o trastuzumab) son nombres comunes. El origen de cada uno de esos sustantivos es variado: unos tienen nombres históricos y otros proceden del campo de la química.
Desde hace algunas décadas, en aras de la normalización, estas denominaciones las crean, bajo ciertas reglas de afijos, en el programa de denominaciones comunes internacionales (international non-propietary names, INN) de la Organización Mundial de la Salud o de algunos entes nacionales. El propio descriptor non-proprietary name (denominación común) indica que son sustantivos comunes, y, por ello, se escriben con minúscula inicial en español.
Omisión del artículo frente a los nombres de fármacos
Existe la tendencia creciente, en textos redactados en español, a omitir el artículo determinado delante de la denominación común de los fármacos. Por ejemplo:
También es frecuente en traducciones, algunas tan difundidas como las fichas técnicas que publica la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, European Medicines Agency). Como muestra presentamos lo siguiente:
Esta tendencia se ha achacado a la influencia del inglés, que no utiliza artículo delante de sustantivos de tipo genérico. Por ejemplo, se dice salt water is not drinkable, donde en castellano se diría el agua salada no es potable. En inglés es correcto decir mycophenolate is a powerful human teratogen y trastuzumab may persist in the circulation for up to 7 months, como se lee en las versiones originales de esas fichas técnicas.
Aparte de la influencia del inglés, es posible que en la omisión de los artículos intervenga una cuestión de economía del lenguaje o una percepción de que el artículo vulgariza de alguna manera el nombre del principio activo. Puede haber también cierta confusión entre denominación común y marca comercial, acaso por el carácter inventivo de estos sustantivos. En efecto, parece que cuanto más tradicional es el nombre común del fármaco, menos riesgo hay de omisión del artículo; es decir, a pesar de tratarse de situaciones idénticas, es más probable ver escrito trastuzumab es un anticuerpo monoclonal que morfina es un analgésico. Por último, a veces podría omitirse el artículo por no saber bien si su género gramatical es el masculino o el femenino.
Sea cual sea su motivación, la omisión sistemática de este artículo en castellano es agramatical y no es recomendable. Ello no significa que estos sustantivos deban ir siempre precedidos del artículo determinado. No son raros los casos en que no cabe ponerles el artículo, y en algunos otros podría ser gramatical tanto su presencia como su omisión. El redactor o hablante podrá determinar la necesidad mediante el empleo del método de sustitución que se propone más adelante, y de inmediato percibirá la necesidad de usar el artículo o no, o la indiferencia de hacerlo.
Argumento gramatical
Desde el punto de vista gramatical, las denominaciones comunes de los fármacos son sustantivos comunes. Así lo indica la Ortografía de la Real Academia Española (RAE)5:
Los nombres de los principios activos de las medicinas, bajo los cuales se comercializan los medicamentos genéricos, son comunes y deben escribirse con minúscula inicial: […]; El omeprazol es un protector estomacal; Lo único que me hace efecto cuando me duele la cabeza es el ibuprofeno.
La Ortografía no hace mención explícita a la cuestión del artículo, pero su uso está indefectiblemente ligado a la condición de sustantivo común de estas denominaciones; los ejemplos que cita son claros en el empleo del artículo determinado.
Argumento por analogía
Las construcciones sin artículo podrían sonar normales a los oídos de muchos hablantes, en especial los dedicados al sector médico-farmacéutico. Sin embargo, su agramaticalidad se revela cuando se sustituye el sustantivo dudoso por un sustantivo análogo: por ejemplo, «morfina», «etanol» o incluso «agua», que son también denominaciones comunes de sustancias químicas. Véanse los ejemplos de fichas técnicas anteriores bajo esta estrategia de sustitución:
La extrañeza es evidente. Cualquier hablante de español reconocerá de inmediato que ahí falta el artículo y percibirá la frase como extraña («mal dicha»).
Guías de estilo
El manual del estilo de Medicina Clínica6 contiene un apartado dedicado al género de los fármacos:
«Decidir» cuál es el género de los fármacos es una cuestión harto dificultosa: pocas cosas nos ayudan. Incluso en ocasiones prescindimos del artículo o cualquier otro complemento para no tener que optar por una posibilidad que otros puedan considerar incorrecta. En definitiva, la solución más viable es aplicar la regla general: la mayoría de sustantivos terminados en -o son de género masculino, y la mayoría de los que finalizan en -a, de género femenino: el ciprofloxacino, la zidovudina. Y los que terminan en consonante serán, por lo general, masculinos: el diazepam, el cloranfenicol.
Como sucedía con la Ortografía, el problema comentado en este manual tiene relación con el género gramatical de los fármacos y no con el artículo, pero el uso del artículo se da por supuesto.
El médico y lexicógrafo Fernando Navarro sí atiende esta cuestión en un capítulo de monografía dedicado a la traducción de los nombres de fármacos7:
En los textos científicos en español, y esto reviste interés para el traductor, las denominaciones comunes funcionan como sustantivos comunes; es decir, se escriben con minúscula inicial y precedidas por un artículo cuando les corresponda llevarlo. Diremos, así, la digoxina es eficaz en la insuficiencia cardíaca o se ha investigado la toxicidad del carvedilol en los niños (y no, como se ve con frecuencia por imitación del inglés, digoxina es eficaz en la insuficiencia cardíaca o se ha investigado la toxicidad de carvedilol en los niños).
Uso atestiguado
El uso del artículo frente a los nombres de fármacos está ampliamente documentado en obras canónicas como el manual de farmacología humana de Jesús Flórez8; por ejemplo:
Otra obra canónica es el Velázquez de farmacología básica y clínica9 en el que se leen frases como:
Ejemplos de estos agentes son el imatinib, el dasatinib y el nilotinib.
Códigos como denominación común
Todo lo anterior es aplicable también a los códigos con los que se nombran a veces los principios activos; por ejemplo, cuando aún no cuentan con denominación común. Estos códigos son símbolos que en un texto funcionan como sustantivos comunes.
Del mismo modo que diríamos el NaCl se obtiene del agua de mar y no NaCl se obtiene del agua de mar, debe decirse el 3TC es un análogo de nucleósidos y no 3TC es un análogo de nucleósidos.
Las denominaciones comunes internacionales de los principios activos son sustantivos comunes y deben llevar artículo determinado cuando proceda. En caso de duda, los redactores y hablantes pueden utilizar el citado método de la sustitución por un nombre más corriente de principio activo (por ejemplo, «morfina») y de inmediato verán aclarada la duda.
Exhortamos al sector médico-farmacéutico internacional a fomentar este uso correcto del idioma español. Sugerimos que las guías de estilo de las revistas, las instrucciones para los autores, los manuales de redacción médica, etc. recomienden este uso del artículo determinado cuando corresponda según la gramática natural del español.
1. | Reina, J. Remdesivir, la esperanza antiviral frente al SARS-CoV-2. Rev Esp Quimioter. 2020; 33(3):176-179. |
2. | Andrade-Ortega L, Irazoque-Palazuelos F, Muñoz-López S, Rosales-Don Pablo VM. Eficacia y tolerabilidad de rituximab en el tratamiento de pacientes con rhupus. Reumatol Clin. 2013;9(4):201-205. |
3. | Agencia Europea de Medicamentos (EMA). Ficha técnica de CellCept; fecha de la última renovación: 2006. Disponible en URL: https://www.ema.europa.eu/en/documents/product-information/cellcept-epar-product-information_es.pdf |
4. | Agencia Europea de Medicamentos (EMA). Ficha técnica de Herceptin; fecha de la última renovación: 2010. Disponible en URL: https://www.ema.europa.eu/en/documents/product-information/herceptin-epar-product-information_es.pdf |
5. | Real Academia Española. Ortografía de la lengua española. Barcelona, Espasa. 2010. |
6. | Rozman Borstnar, C. Medicina Clínica: Manual de estilo. Barcelona, Ediciones Doyma, 1993. |
7. | Navarro, Fernando A. La traducción de los nombres de fármacos y medicamentos: Zantac, penicillin G, aspirin, EPO, dipyrone, viagra, AZT, dilantin, sirolimus. En: Consuelo Gonzalo García, Pollux Hernúñez (coords.): CORCILLVM: estudios de traducción, lingüística y filología dedicados a Valentín García Yebra. Madrid, Arco/Libros, 2006: 547-566. |
8. | Flórez, J. Farmacología humana, 6.ª edición. Barcelona, Elsevier, 2014. |
9. | Lorenzo Fernández P, Moreno González A, Leza Cerro JC, Lizasoain Hernández I, Moro Sánchez MA, Portolés Pérez A. Velázquez. Farmacología básica y clínica, 19.ª edición. Madrid, Médica Panamericana, 2018. |